•Cuidar con esmero las celebraciones de la fe, como
auténtica acción evangelizadora que invita a la alegría y a la fiesta por el
tesoro de la fe.
•Emplear un tono y unas formulas misioneras en los
momentos en que se prevea la presencia de alejados de la fe o no creyentes:
funerales, bautizos, romerías,…